Por Esteve García Antoñana. Diciembre 2006
Cuando nosotros, Esteve y Esther, cerramos nuestra crónica resumen del 2006 fuimos muy optimistas pensando que ya se habían acabado las salidas románicas este año. Pues no.
Aprovechando la visita de los amigos Roberto Chaverri y Mari Cruz, de Sangüesa, organizamos dos salidas románicas a las que se sumaron varios amigos de las provincias de Barcelona y Lleida. Lamentablemente, algunos de los AdR's de Cataluña no recibieron la información sobre las excursiones debido a que el e-mail que se envío fue rechazado. A fin de evitar estos problemas, es conveniente informar de los cambios de dirección postal o de correo electrónico.Este és el resumen:
Domingo 3 de diciembre de 2006
Visita al Museo Diocesano y Comarcal de Solsona, a Sant Esteve d'Olius y a Sant Pere de Graudescales
Nos encontramos doce personas en Solsona, para empezar el día visitando el Museu Diocesà a las 10:00 de la mañana. El museo es pequeño y muy interesante, principalmente visitamos la sección de románico, rápidamente la gótica y super-velozmente el resto.
En la colección del museo destacan las dos salas dedicadas a las pinturas murales de St.Vicenç de Rus y St.Quirze de Pedret, así como algunos capiteles y una estatua-columna con la imagen de la Virgen y San José procedentes del claustro de la desaparecida catedral románica de Solsona.
Como alguien dijo, "suerte que el museo era pequeño, sino, todavía estamos allí"
Cuando conseguimos sacar a los fotógrafos del museo, aún tuvimos tiempo de entrar en la catedral a ver la imagen de la Virgen del Claustro, del siglo XII, y los restos románicos del claustro, entre ellos las arcadas de la sala capitular.
De allá nos fuimos a St. Esteve d'Olius. Mientras acababa la misa, visitamos el cementerio modernista que hay allá mismo y fotografiamos la iglesia por fuera, especialmente su bella cabecera. A las 12:45 mosén Enric Bartrina nos explicó en "castellano de Olius" la iglesia, especialmente su impactante cripta del siglo XI, que incluso algunos autores habían catalogado como pre-románica por lo primitiva que es. Hicimos miles de fotos del interior.
Tras esta visita, Fernando Abril nos dejó, por problemas de agenda, y nos quedamos solamente once.
Comimos, demasiado, en un restaurante cercano, y tuvimos que elegir entre tomar postres o irnos a ver Sant Pere de Graudescales. Como buenos AdR, nos quedamos sin postre y nos dirigimos hacía el paraje idílico en el que se encuentra Sant Pere de Graudescales. Juan Antonio Olañeta comentó que se iría a vivir allí a criar gallinas y otros animales, eso sí, con conexión a Internet para poder seguir manteniendo el inventario románico.
Es una iglesia casi de cruz griega, muy fotogénica. Ahora está cerrada para evitar okupas y excursionistas vándalos, pero se ve el interior a través de unas ventanas que hay en la puerta de poniente, aunque todos nos quedamos con las ganas de entrar y poder ver la cúpula por dentro. Los últimos kilómetros por camino de carro pusieron a prueba los amortiguadores de nuestros coches, pero llegamos y volvimos sin problemas.
Y eso fue todo, empezaba a oscurecer y volvimos a casa.
Miércoles 6 de diciembre de 2006
Visita a Sant Vicenç d'Obiols, Sant Quirze de Pedret, Sant Sadurní de Rotgers y Sant Jaume de Frontanyà
En esta ocasión nos encontramos trece personas, de las que nueve repetíamos, para comenzar un recorrido por el Berguedà. Comenzó el día lloviendo, pero tuvimos suerte, y antes de empezar la primera visita paró y no volvió a caer ni una gota más.
Empezamos por Sant Vicenç d'Obiols. Esta iglesia, que consta en los libros del románico, tiene una base visigótica, del siglo VII, arcos prerrománicos del siglo IX, y algo de románico y de transición al gótico. La guía, Montse, nos explicó algunas curiosidades, aunque es una iglesia muy poco documentada que presenta muchos interrogantes abiertos.
De allí fuimos a Sant Quirze de Pedret, junto a Berga. Son escasos los restos de pinturas originales que se conservan in situ, ya que están repartidas entre el Museo de Solsona y el MNAC de Barcelona, pero vale la pena ir. Está en un paraje precioso, cerca del puente gótico de Pedret.
El guía, Ivan, nos explicó detalladamente la evolución de la iglesia desde el siglo IX y sus sucesivas modificaciones. Originalmente era una iglesia de planta basilical de tres naves con tres ábsides con arcos triunfales de herradura.
Aunque las explicaciones eran sumamente interesantes, lamentablemente le tuvimos que dejar con la palabra en la boca cuando nos explicaba las pinturas para poder llegar a tiempo a la siguiente iglesia.
En Sant Sadurní de Rotgers nos esperaba Martí que, a pesar de la amigdalitis que arrastraba, nos explicó las particularidades de esta iglesia del siglo XI, perdida en la montaña, con un bonito ábside y una torre campanario excepcional.
También nos comentó la reproducción del frontal del altar (el original está en el Museo Episcopal de Vic).
De allí nos fuimos a comer a Sant Jaume de Frontanyà, según dicen, el pueblo más pequeño de Catalunya. Comimos muy bien y esta vez con postre y todo.
Una vez bien comidos, nos dejaron la llave de la grandiosa iglesia, joya del románico lombardo catalán, y allá que fuimos (está a 50 metros del restaurante). Aunque no funcionaba la iluminación por estar en fase de renovación, conseguimos verla bastante bien y los fotógrafos empedernidos, sacaron fotos incluso de las telarañas de la cúpula.
Tras disfrutar de una puesta de sol estupenda nos dirigimos hacia nuestros respectivos lugares de destino, ya completamente de noche, con una parada técnica en Borredà, el pueblo de Ignasi y Montse, donde vimos el poco románico que le queda a su iglesia, y compramos embutidos y quesos de la zona.
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