El sábado 31 de mayo a las 9 de la mañana, nos encontramos en Castellfollit de la Roca una cuarentena de personas, pertenecientes a AdR y a "Amics de Besalú i el seu Comtat", con la intención de pasar juntos la jornada conociendo cinco de las iglesias románicas de la Garrotxa y disfrutando, también, de la exuberante naturaleza, gracias en parte, a las últimas lluvias.
Después de los saludos de rigor, la caravana de coches se dirigió hacia Oix. Allí escuchamos las explicaciones de la Sra. Tura Clarà, presidenta de Amics de Besalú (y también miembro de AdR), sobre las características de la iglesia de Sant Llorenç, donde nos encontrábamos, pero relacionándola con las del conjunto de edificios religiosos "garrotxins". (Aquí empezaron las discusiones sobre bóvedas apuntadas y pìlas bautismales).
La siguiente parada antes de ir a Sant Miquel de Pera fue el tradicional almuerzo de campo de los AdB. Una vez acabado éste y llegados a Sant Miquel, nuestra atención ya fue exclusivamente para la iglesia. La bóveda apuntada y la pila bautismal volvieron a ser motivo de interés y de intercambio de opiniones.
Una carretera con paisaje extraordinario (y vacas en medio de la calzada) nos llevó a Beget donde la iglesia de Sant Cristòfol (o Cristòfor) nos provocó una gran admiración, a pesar de que no la pudimos observar cómodamente debido a los trabajos de restauración que se están llevando a cabo. Hemos de decir, de todos modos, que su Cristo en Majestad y su pequeño retablo gótico con la Mare de Déu de la Salut justifican el viaje. Como no podía ser de otra manera se volvió a hablar de la pila (hoy casi tapada por los materiales de los restauradores) y de la bóveda apuntada, característica de muchas de las iglesias románicas de la Garrotxa.
Continuamos camino hasta Rocabruna (o Rocapruna) donde en su iglesia de Sant Feliu se repitieron prácticamente los mismos comentarios.
Fue en este pueblo donde se comió en un ambiente de compañerismo extraordinario que permitió establecer más vínculos entre los miembros de las dos entidades (y alguno que no era de ninguna de las dos, pero esperamos que por poco tiempo).
La visita a Santa Cecília de Molló y la foto de despedida del grupo pusieron punto y final a la provechosa jornada (que la lluvia respetó).
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Yo, Esteve, quisiera añadir, aparte de los paréntesis que he ido poniendo en la crónica de Marisa, que todo el mérito del éxito de esta salida se debe a los amigos de Besalú que la organizaron, yo solamente me limité a coordinar los AdR que se apuntaron y procurar reducir el número de coches.
Otra cosa, por si alguien busca estas iglesias. Las tres últimas, aunque sean de la Alta Garrotxa, en los libros las encontrareis en el Ripollés, que es la comarca de la que dependen administrativamente.
Por último, como en la anterior salida al Maresme, la estrella fue Alejandra, la hija de 5 años de Fernando Abril, que se hizo amiga de todos y todos amigos suyos (one for all and all for one).
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